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Código 4×4

Un viaje fabuloso! En busca de la Aurora Boreal

En busca de la Aurora Boreal

Una crónica de Frédéric Petit

¿Qué hay al Norte? Escandinavia, Carelia, Laponia. ¿Y más al norte?, la península rusa de Kola, una tierra enigmática, situada entre el Mar Blanco y el Mar de Barents. Y en los confines de Kola, se encuentra la ciudad más grande al norte del círculo polar, Múrmansk, conocida por su puerto libre de hielo durante todo el año, y que alberga la base de submarinos más importante de la flota militar rusa. Dicho esto, la cuestión es, ¿podremos llegar al norte de Rusia en busca de la Aurora Boreal en nuestros 4×4?

Esto es lo que trató de descubrir la expedición ARTIC TOUR en el año 2015. GEKO EXPEDITIONS organizó entre el 29 de Agosto y el 19 de Septiembre de 2015  una expedición al norte boreal. Este viaje supuso una gran aventura, además de una inmersión en una naturaleza imponente y preservada de la acción del hombre. Las fechas elegidas eran las ideales, un paisaje de espectacular colorido, el comienzo de la Aurora Boreal, temperaturas cálidas y pocos mosquitos.

montañas sagradas

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Encuentro de los expedicionarios en busca de la Aurora Boreal

En la concurrida y pequeña villa de Tavemünde, al norte de Alemania, nos encontramos con Nicolás Genoud, Director de GEKO EXPEDITIONS, y algunos de los integrantes de la expedición, y aprovechamos la ocasión para disfrutar de una buena comida y su famosa cerveza en una de las turísticas terrazas, una exquisitez preámbulo de la gran experiencia que nos esperaba.

Nos reunimos con el resto de viajeros al embarcar en el ferry que nos llevaría hasta Helsinki, en una agradable travesía por un mar en calma. Desde aquí emprendimos viaje a través de Finlandia, una bella ruta de 900 kilómetros de bosques y lagos.

paisaje bosque

Llegamos a la frontera rusa en unas 10 horas, y se necesitan no menos de 5 horas más para cumplir con los trámites y controles necesarios para entrar en Rusia, solo la mitad del tiempo empleado en cubrir los 900 Km desde Helsinki.

SASTRAKA-

Trámites que no fueron suficientes, a pesar de la cobertura de la organización en el papeleo, para salvar nuestros embutidos y quesos que se “retuvieron” en la aduana. Llegamos a la primera ciudad rusa, Kandalaksha, al final del día.

Plage-Kuzommen

Aquí empieza la verdadera aventura en busca de la Aurora Boreal

Empezamos el día con emoción. La primera parte del viaje nos brinda el descubrimiento de la costa sur de la península de Kola. Viajamos durante dos días junto al Mar Blanco. La luz de la costa es suave, casi irreal. Sorprendentemente el clima es agradable, a pesar de que ya estamos en el Círculo Polar Ártico. Poco a poco nos adentramos en el territorio de la Aurora Boreal, caminos forestales, pistas abiertas en las playas. Los primeros vadeos de ríos durante la marea baja no eran problema, el nivel del agua no superaba los 40 o 50 cm, pero cuidado con los cantos rodados, causan los primeros incidentes y hay que echar mano de las botas de pescador.

Esta primera jornada con el campamento en una tranquila cala, rodeada de un bosque de pinos, donde los osos tienen su morada, encontramos excrementos frescos en las pista, aun así estamos tranquilos y satisfechos. Nicolás asume el papel de cocinero y nos prepara un exquisito salmón al papillote comprado en una de las aldeas locales, la velada transcurre, como es de esperar, entre anécdotas offroad y risas.

aurora boreal acampando

Tierra de osos y lobos

Al día siguiente, tenemos la oportunidad de hacer una parada en una pequeña mina de amatista abandonada. Un poco más tarde nos detenemos en una capilla donde los pescadores del lugar siguen sus tradicionales rezos rogando por una buena captura. Aprovechamos la marea baja para avanzar rápidamente por la playa.

La magia de la naturaleza virgen nos regala un momento mágico, al final de la agotadora jornada, ante nuestros ojos aparece un pequeño desierto ártico. Arenas y pequeñas dunas aparecen de improviso para nuestro deleite. Que contraste, nos divertimos como niños ¡!

atravesando rio

Instalamos el campamento entre los pinos y las dunas, el bosque nos suministra  la madera que necesitamos para encender un buen fuego. Un día inolvidable hasta llegar a esta playa salvaje después de atravesar tierra de osos y lobos.

Hemos llegado al punto más oriental que puede alcanzar un vehículo en la Península de Kola. La mitad de la península continúa estando despoblada y solo es accesible por barco.

bosque aurora boreal

En lo más profundo del bosque boreal

Seguimos viaje según lo previsto, bordeando el Mar Blanco hasta la región de las montañas del centro de la península, atravesando el gran bosque de coníferas, la interminable taiga, el bosque boreal, la mayor masa forestal del planeta, colinas y lagos, un recorrido de 250 Km para hoy.

MOREEVOLUTION

La pista esta empantanada por el deshielo de junio, y será necesario el trabajo en equipo de todos para superar esta etapa. En ocasiones, los pasos deben reforzarse con troncos para poder cruzar, y se hace evidente el empleo del winch. Hay que reconocer la zona primero a pie, y se han de utilizar más de una vez las sierras para despejar el camino de troncos de hasta 1 metro de diámetro.

cauce rio

En lo más profundo de la espesura divisamos perdices blancas. La pista serpentea por el corazón del bosque, hasta que de pronto llegamos a un tramo asfaltado de poco más de 4 Km de ancho. Es una antigua pista de aviación abandonada. Llegamos a Kirovsk, ciudad minera ubicada al pie del Macizo Khibiny, donde nos esperan nuestras habitaciones en el mejor hotel de la región.

Paisaje de ensueño

Reponemos fuerzas para afrontar la parte más técnica del viaje. La travesía sudoeste – noreste por las montañas del centro. No son muy elevadas, solo unos 1.000 metros, pero la ausencia total de infraestructuras las convierte en una zona de muy difícil acceso. Al franquearlas llegamos a los lagos sagrados de Saamis, a los que se les atribuyen poderes sobrenaturales, pequeñas joyas engarzadas en el corazón de Khibiny, y los Montes Lovozero.

al borde del lago

La primera parte de esta etapa discurre de forma ideal. Acampamos junto a un lago majestuoso, el contraste de la serenidad del agua azul del lago y el bosque en tonalidades amarillas y rojas confieren al paisaje un aire mágico y primitivo, realmente bello. Montamos rápidamente la carpa comunitaria porque el tiempo amenaza frío y lluvia.

Por la mañana el tiempo empeora y dejamos atrás la pista para avanzar por unas trazadas apenas visibles, gracias a la experiencia como guía de Nicolás somos capaces de encontrarlas y seguirlas. Si el camino no era ya suficientemente complicado por la ausencia de pista y el terreno empapado, de pronto nos topamos con una trialera de subida. Se hace preciso superar unos enormes bloques de piedras en el camino, húmedas y resbaladizas. La Hilux no está especialmente preparada para este tipo de terreno, pero gracias a la habilidad en la conducción offroad de Guy, supera los obstáculos con maestría.

tirando de winch

El velo de nubes se aparta y nos deja ver un sol radiante, es el momento de una parada para el almuerzo. En lo alto de un acantilado de 450 metros de paredes verticales de roca pura, damos cuenta de nuestra comida con la mirada perdida en el imponente paisaje. Tenemos la impresión de haber escalado el Everest.

SERPAC

Para descender de este valle debemos confiar de nuevo en la pericia de Nicolás como guía ya que no se ve ninguna trazada, afortunadamente, al anochecer, con la misión cumplida, montamos nuestro campamento en una colina.

aurora boreal bosque y barro

Una velada inolvidable

Al día siguiente seguimos descendiendo. El terreno cambia. Es el comienzo del territorio cenagoso típico de los bosques del gran norte. Afortunadamente hay bastantes piedras que impiden que nuestros vehículos se hundan por completo en el barro. Pero estas mismas piedras se convierten rápidamente en trampas para los bajos de los todoterrenos, apenas visibles se llevan por delante todo lo que no esté a más de 30 cm del suelo.

vadeo grande

El Patrol de Geko, equipado con unas generosas BF Goodrich Mud Terrain de 37”, se convierte en el “rescatador” del grupo, y por supuesto es imprescindible echar mano del winch. De pronto tomamos conciencia de donde estamos, lejos, muy lejos de la civilización, en uno de los lugares más inaccesibles del mundo, en una auténtica expedición en un entorno fabulosamente salvaje.

A fuerza de paciencia, esfuerzo y trabajo en equipo, la recompensa está ahí: el lago, irreal, rodeado de una playa de arena, es un lugar mágico. Sentimos la ensoñación de contemplar el fin del mundo. Sobrecogedor!.

montañas y coches

Pero esto es solo la orilla oeste, debemos rodear el lago para salir por el nordeste. Serán necesarios 2 días más entre pantanos y espectaculares pistas al borde del lago. Los vadeos se hacen más profundos, hasta 1,2 metros.

Un último río, donde el puente está en ruinas nos demora. Tenemos que meternos en el barro y todos los vehículos, sin excepción, quedan atrapados en el lodazal. Cuando logramos superarlo, nos espera un vadeo de unos 80 metros, poco profundo, pero con traidores y resbaladizos cantos rodados.

vadeo grande coche

Nicolás cruza el primero y llega a la otra orilla sin demasiados problemas con su Patrol, desde allí y mediante una maniobra de doble winch, y la ayuda del HZJ78 de Barth, que se sitúa en medio del río, consiguen que todos los coches puedan pasar, eso sí, tras 5 horas de arduo trabajo en equipo.

aurora boreal barro

A pesar de todo reina el buen humor, la satisfacción de superar las dificultades es un bálsamo para los cansados integrantes de la expedición. El cielo esta azul, luce un sol espléndido y tenemos unos agradables 20º de temperatura, la naturaleza viste unos colores maravillosos y hay agua en abundancia …Es perfecto ¡!!

Y por fin, la Aurora Boreal !

Esa noche la pasamos en unos Iavvu, o tipi de los pastores nómadas, con un reconfortante y mágico fuego crepitando en el centro de la tienda. La espectacular Aurora Boreal baila y rueda en el cielo de un horizonte a otro, como si quisiera saludar nuestra llegada a las sagradas tierras de los Saamis. Jacques y Bernadette sacan una botella de ron que pasa de mano en mano, y el mundo está en paz.

por fin la aurora boreal

Después de cruzar las montañas, Nicolás nos propone subir a la cima del Macizo de Lovozero. De modo que tomamos una antigua pista de mineros que nos conduce al borde del Cirque de Raslak, desde aquí se domina toda la tundra hasta el Mar de Barents.

El buen tiempo se mantiene, la pista serpentea por la sucesión de mesetas rocosas de la cresta hasta llegar a un acantilado que nos muestra un lago inaccesible y absolutamente preservado. Admiramos el espectáculo en silencio. La luz que baña el paisaje es simplemente única.

Nos rendimos a esta maravilla y entendemos porque los saamis consideran sagradas estas montañas y les confieren a los lagos poderes mágicos.

aurora boreal rio

Una buena pista nos lleva hasta el nordeste de Múrmansk. A unos 200 Km de la capital del norte, llegamos a un antiguo pueblo de pescadores sumido en el olvido, la soledad del lugar es abrumadora, los esqueletos oxidados de los barcos nos observan como mudos testigos de un pasado mejor, chozas de madera podrida y derruidas, cubiertas por la salvaje vegetación, nos recuerdan que la aldea vivió tiempos mejores. Un lugar extraño, y sin embargo, todavía habitado. Nuestros sentimientos oscilan entre el asombro, la pena y el respeto. Hay una indefinible belleza en los restos de un pasado posiblemente próspero. Sus gentes se aferran a este lugar inhóspito donde el clima hace que la vida solo sea indulgente 3 meses al año.

Una playa de «Jurassic Park»

Seguimos nuestro camino por pistas perdidas y pedregosas hasta el mar. Allí nos espera un paisaje sideral. Una playa de rocas gigantes de hasta 2 metros de diámetro, pulidas, nacaradas, redondas u ovaladas. La playa de un «Jurassic Parck»  ártico. Las rocas se alzan hasta más de 15 metros de altura, y podemos imaginar la violencia de los elementos cuando el mar se alza sobre ellas.

Llegamos a Múrmansk una soleada tarde para descubrir una ciudad moderna y agradable que no hace honor a su reputación de sórdida e industrial. Una parada en el café de la estación, recuerdo de las antiguas cantinas soviéticas. Después visitamos el primer rompe-hielos nuclear ruso, el “Lenin”. Apasionante!

Tras un merecido descanso, partimos de Múrmansk para salir de la madre Rusia por la ruta del noroeste. En dirección a Noruega. Estamos a mediados de septiembre, y nos aturde una explosión de color. La salida de Rusia por el puerto noruego de Kirkenes es el inicio del final de nuestro mágico viaje.

Pont-Jacques

Las aventuras vividas, la superación de las adversidades del viaje estrechan lazos de amistad entre los participantes. La organización y guía durante el viaje fueron fundamentales para culminar semejante aventura, el buen hacer de Nicolás, Franck y Gerard consiguieron que un viaje de complejidad descomunal se convierta en un recuerdo imborrable.

Hemos realizado una expedición fuera de lo común, y ha sido un auténtico privilegio haber podido formar parte de ella. Ya estamos pensando en la vuelta a Rusia.

paisaje boreal

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